miércoles, 11 de mayo de 2011

"A partir de aquel aviso temprano, lo apalearon muchas veces más. Él tampoco colaboraba demasiado. El Gitano era elemental. No conocía más patrón moral que la satisfacción de sus deseos. Había crecido a los golpes y estaba habituado a devolverlos. Su madre había muerto cuando era un pibito. Casi no la recordaba. Su padre vivía de lo ajeno. Había estado en cana cinco años por actuar como pirata del asfalto, y luego por asaltar un camión blindado..."
Del libro A cuántos hay que matar de Reynaldo Sietecase

No hay comentarios:

Publicar un comentario