jueves, 30 de diciembre de 2010

Para el 2011 Queda Prohibido...

Queda prohibido llorar sin aprender,
levantarme un día sin saber que hacer,
tener miedo a mis recuerdos.

Queda prohibido no sonreír a los problemas,
no luchar por lo que quiero,
abandonarlo todo por tener miedo,
no convertir en realidad mis sueños.

Queda prohibido no demostrarte mi amor,
hacer que pagues mis dudas y mi mal humor,
inventarme cosas que nunca ocurrieron,
recordarte sólo cuando no te tengo.

Queda prohibido dejar a mis amigos,
no intentar comprender lo que vivimos,
llamarles sólo cuando los necesito,
no ver que también nosotros somos distintos.

Queda prohibido no ser yo ante la gente,
fingir ante las personas que no me importan,
olvidar a toda la gente que me quiere.

Queda prohibido no hacer las cosas por mí mismo,
tener miedo a la vida y a sus castigos,
no vivir cada día como si fuera un último suspiro.

Queda prohibido no intentar comprender a las personas,
pensar que sus vidas valen más que la mía,
no saber que cada uno tiene su camino y su dicha,
pensar que con su falta el mundo se termina.

Queda prohibido no crear mi historia,
dejar de dar las gracias a mi familia por mi vida,
no tener un momento para la gente que me necesita,
no comprender que lo que la vida nos da, también nos lo quita.

Queda prohibido no buscar mi felicidad,
no vivir mi vida con una actitud positiva,
no pensar en que podemos ser mejores,
no sentir que sin mi este mundo no sería igual…

Pablo Neruda

lunes, 13 de diciembre de 2010

¿Vamos por la vida “De amor en amor”?

Seis corbatas en un mismo cuello, un vestido con lunares, rayas y flores, peines con gel en la cabeza, zapatillas turquesas símil charol, collares super largos y con pelotas gigantes, pelucas hiper coloridas, vinchas fabricadas con hojas de árbol, guantes para andar en bici, corpiños armados colocados por encima de la ropa, tirantes que no cumplen su función y, lo infaltable, una roja nariz de payaso. Así se lookeó para salir a escena el elenco de "De amor en amor", obra teatral dirigida por la licenciada en Arte Dramático, Gabriela Simón.

Pasadas las 22.30 comenzó en la Casa Violeta (ubicada en Godoy Cruz), lugar pequeño y muy acogedor, el espectáculo de clowns que se extendió hasta aproximadamente las 00.20. Con una mínima pero colorida ornamentación de fondo apareció la profesora Simón para hacer una impactante y enérgica intro a lo que luego vendría. El desarrollo se realizó en varios segmentos de variada duración donde uno, dos o tres payasos hicieron pequeñas intervenciones provocando la risa, el entusiasmo y la aprobación, por así decirlo, de todos los presentes. El denominador común de todas ellas: el amor. El amor que provoca miedo, alegría, duda, desborde, pasión, decepción pero sobre todo el amor entendido como una fiesta, la fiesta de la vida misma. Todas estas variaciones se fueron suscitando, perfectamente hilvanadas, a través de actuaciones basadas en movimientos y gestos tremendamente exagerados y en la utilización de elementos tan simples y, quizá, insólitos o al menos inusuales en un escenario, como una cuchara, una naranja o un molinete multicolor.


Contadores, chef, arquitectos, actores, bailarines, artistas plásticos son algunas de las profesiones de quienes componen este novedoso y entretenido grupo teatral. Pareciera ser que el objetivo de estos simpáticos muchachos es, ante todo, divertirse ellos mismos. Su frescura infantil demuestra cuán posible es, a pesar de la vorágine diaria de sus vidas profesionales, pasarla bien riendo a carcajada limpia como cuando eran niños. Y con el excelente logro del divertimento propio transmiten a su público una alegría tan fresca como sana y espontánea. Asimismo, en la puesta en escena queda totalmente evidenciada la dedicación que todos y cada uno de ellos ha invertido al momento de aprender y dejarse llevar por sus nobles corazones payasos.

Es admirable y reconfortante sentir que un grupo de gente proveniente de diversos mundos, vive su camino tan plena e intensamente. No interesa –al menos en este texto- cómo sean sus vidas personales, ese momento en el escenario es mágico. Un tremendo fogonazo de energía para el alma y el corazón.

viernes, 10 de diciembre de 2010

Poema a la sandía

Herbácea, áspera

Ser unisexual

Vital desde mi infancia

Natural

Agua que bailas

En mí

Agua que caes

Aquí

Roja

Violeta

Verde

Así

Suave como el aire

Cuando pasa por mí

Dulce olor a nada

Clara tentación

Un todo

Un fin

Mi alimento es néctar

Si proviene de ti

Semilla lírica

Verde placer

Geometría cilíndrica

Que adornas mi ser

Libido que desbordas

Gota a gota

Explotas

Rodaja roja

Fresco Arder

Fruto de mi valentía

Energía

Excéntrica y triunfal…

Sandía

Sos mi vida


Gracias Fede, por escribir tan bello poema para mí.

¿Hacemos terapia en la vigilia o en el sueño?

Como todo cambia, evoluciona (o no), todo se crea y se transforma; el hecho de recurrir a un/a psicólogo/a en busca de ayuda, apoyo, salvación y/o magia, también cambió. En realidad no cambió el cómo pero sí la forma de llamarlo. Por ejemplo, antes se decía: "Estoy mal, voy a ir a una psicólogo" y ahora es: "Estoy mal, voy a hacer terapia". Y no hablo de un antes tan lejano. Pertenezco yo a la generación que "hace terapia" desde los 13 años, más o menos. El llamado posmodernismo y luego hipermodernismo, rectificado esto por el mismísimo Gilles Lipovetsky. En fin...

El caso es que cuando empezás a hacer terapia y le contás a alguien, seguro esa persona, sea quien fuere, tiene una experiencia propia para narrarte. Aparece entonces aquí mi amiga Alelí, charlatana y divina ella, con su historia de diván.

Cuenta que cuando comienza a consultar con una especialista, se encuentra con una señora llamada Nidia, quien tendría unos 55 años. Con su aguda pero bella voz contaba Alelí las penas que la aquejaban. La sesión duraba una hora pero a los 15 o 20 minutos la señora psicóloga empezaba a quedarse dormida, muy lentamente. Entonces, cuando el sueño se hacía irremediablemente profundo, Alelí apagaba su voz para que la sala quedase en silencio y Nidia ¡no fuera a despertarse! Y, por si esto fuera poco, cada vez que A. cruzaba la puerta de entrada al consultorio Nidia revolvía entre sus papeles (ya que carecía de fichero alfabético) y le decía: "Vos sos Sandra, ¿no?". Por más que Ale procediera siempre a la debida aclaración cuando atravesaba la puerta de salida recibía un amable: "Nos vemos el jueves próximo, Sandra".

Lo peor es que cuando, sorprendida y un tanto alarmada, por su historia, pregunté a mi amiga porqué seguía yendo a las consultas con Nidia a pesar de los "dormitajes" -permítanme el necesario neologismo- y las confusiones de su terapueta, respondió con inocencia: “Es que era una mujer con mucha experiencia de vida y me ayudaba mucho cuando no se quedaba dormida. La verdad es que me daba pena despertarla”.

domingo, 5 de diciembre de 2010

La noche en que Los Redonditos volvieron al escenario

El 4 de agosto de 2001 se realizó en el Estadio Chateau Carreras de Córdoba el último recital de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota. Sin saberlo, los espectadores que allí asistieron estaban presenciando la despedida de una de las bandas que marcó a fuego el rock&roll nacional. Cuando aquella noche llegó a su ocaso empezó a crecer en miles de fanáticos la esperanza de volverlos a ver juntos. Más de 9 años han pasado ya desde aquel histórico día.

El 13 de noviembre de 2010, la ciudad de Tandil (en Buenos Aires) fue sitio de encuentro para 80.000 ricoteros. Carlos Indio Solari, ex líder de Los Redondos, junto a “Los fundamentalistas del aire acondicionado”, banda que lo acompaña desde hace varios años en su carrera como solista, ofrecieron a las 80.000 almas expectantes lo que para muchos fue el show de sus vidas. Jamás en la historia del rock argentino un recital había logrado reunir tanta gente. Y así como suenan de sorprendentes y únicas estas palabras es como se lo vio al Indio aquella mágica noche. El vocalista estaba totalmente desbordado por la emoción y la fuerza de tanta gente saltando, cantando y vociferando, sobre todo, “Vamóoo los Redó…”. Remeras, buzos, gorras, trapos y banderas rezaban con frases, lemas y nombres alusivos a la banda que bien supo liderar Solari en sus años de esplendor.

Toda la ciudad bonaerense se preparó ese día para recibir a Solari y a su séquito de seguidores. Las casas de familia ofrecían improvisados puestos de choripanes, vendían agua caliente para los mates, cerveza helada para los más sedientos y hasta algún que otro fernecito para digerir los asaditos que muchos se habían preparado. Con esa maravillosa y abundante previa apareció el pelado en el escenario del hipódromo tandilense con sus clásicos lentes, al mejor estilo Lennon. Un cover de Manal, legendaria banda nacional, fue el elegido para empezar a sonar en los parlantes y en los anhelantes oídos de todos los presentes: "Jugo de tomate frío".

Pero, más de allá de cuáles fueron todos y cada uno de los temas que sonaron esa noche, lo inédito fue que el Indio y sus Fundamentalistas incluyeron en su repertorio más de 15 clásicos ricoteros y muy pocos de “El tesoro de los inocentes” y “Porco Rex”, los dos discos que el cantante lanzó como solista. “No sé cómo agradecerles, es muy emocionante", soltó el Indio con una estupenda sonrisa. “Esto no fue un recital del Indio, fue un toque de Los Redonditos”, se oyó decir a más de un fanático.

Aquel 13 de noviembre fue, sin dudas, testigo fiel de un show sin precedentes y que, dudo, se repita en la cercanía de estos años. También, reconozco que mi diablillo interno y parlanchín desea que ese momento no se repita para nadie. Yo junto a 79.999 personas fui partícipe de esas tres horas sublimes. Y sí, “Maldición, fue un día hermoso”. Y sí, Patricio Rey, ese mitológico e indescifrable personaje, estuvo presente en esa misa ricotera.