viernes, 25 de febrero de 2011

Hoy es un día de esos

Hoy es un día de esos en los que disfruto de sentir el sol acariciando mi cuerpo. Un día de esos en los que las personas bonitas me parecen más bellas que nunca. De esos en los que siento que la vida es tan simple. Hoy es un día de esos en los que me pongo feliz porque una amiga me invita a tomar el té. Un día de esos en los que puedo compartir plenamente la felicidad de un amigo. De esos en los que nada malo va a pasar. Hoy es un día de esos en los que al respirar siento a Cristo Jesús inundando de amor y paz todo mi ser.

viernes, 11 de febrero de 2011

Que asombrosa capacidad de disipar el miedo tiene tu sonrisa. Y digo tiene porque está grabada en mi corazón y cuando la evoco casi puedo verla, sentirla. Desde tu partida he aprendido a dejarme llorar con más facilidad, a dejar que mis lágrimas broten sin limitaciones, desmedidas. Y cuando te lloro te extraño y te quiero cerca y vuelvo a no comprender, a no creerlo. Y cuando lloro por otra cosa también en alguna lágrima estás vos.
Te extraño, Gisel, te extraño muchísimo y a veces no logro soportarlo.

Escrito el 26 de diciembre de 2010.

sábado, 5 de febrero de 2011

Tú, mi tan especial amigo. Tú, mi enseñanza eterna de vida

Te conocí hace mucho tiempo. Ya no recuerdo bien cómo y menos dónde. Solo sé que fue un sábado y que hacía calor, mucho. Sería verano tal vez o un día desorientado en medio del invierno. Tenías el cabello largo, los ojos tristes y lento el andar. Tus manos eran ásperas, de trabajador inagotable. Las observé bien, como siempre lo hago cuando veo por primera vez a alguien. Me pediste si por favor podía atarte las botas. Te miré con extrañeza. Primero porque llevabas botas en un día de calor insoportable, segundo por tu pedido y tercero porque (nos han enseñado) así se mira a los extraños. Sin embargo, accedí a tu pedido. Aún hoy no sé porqué lo hice. Me agaché lentamente, perezosa, y te amarré los cordones bien firmes.

Tres meses después nos habíamos convertido en grandes amigos, de esos inseparables, de esos que sentís una amistad de toda la vida. Éramos grandes confidentes. Eras mi Dersu Uzala; fiel, infinita y eternamente fiel.

Tus manos habían llegado a sangrar por el trabajo, tenían grietas sísmicas. Yo las curaba con tizanas de aloe vera.

Un día llegaste a visitarme y me dijiste: “Hola Ángeles, soy gay”.

Solo atiné a responderte: “Hola, pasá que pongo el agua”.

Sinceramente no me lo hubiera imaginado pero, ¿qué cambia saber eso? Para mí eras la misma persona, en nada podía modificar eso nuestra relación. Vos, tranquilo, apaciguado, puro y transparente como siempre me explicaste, ayudándome así a comprender muchas cosas. Conocías mis ganas tremendas de golpear a todos y cada uno de los homofóbicos que se cruzaban en mi camino. Por eso me hiciste comprender que a vos no tenía que defenderte de nada, de nadie, que no lo necesitabas y que el problema era de ellos y no tuyo. En ese instante aprendí tanto, detesté mi lucha, la consideré vana y te acompañé para siempre en tu eterna y sabionda pasividad.

LOOSER

¿Qué siniestra malicia esconde el fracaso?, ¿Peco de soberbia si tengo la honda y profunda sensación de no soportar el fracaso?, ¿Es, acaso, fracasar en el intento, menos malo que fracasar sin haberlo intentado?

Mi propio Credo

Creo en un lugar donde los pobres no sean tan deplorablemente pobres, ni los ricos tan innecesariamente ricos. Creo en la hermandad de los pueblos. Creo en Cristo Jesús y en su vida como ejemplo a seguir. Creo, asimismo, en la energía del Universo. Creo que no hay que matar a nadie sólo porque ese alguien haya matado a otra persona, creo que la justicia debe actuar debidamente en esos casos. Creo en la filosofía de la otra mejilla. Creo en el odio aunque no lo practico. Creo en la paz eterna de las personas que (físicamente) se fueron. Creo en la igualdad de derechos. Creo que los homosexuales pueden hacer absolutamente todo lo mismo que los heterosexuales. Creo en el arte en todas sus expresiones como una caricia para el alma y un maravilloso e inagotable cable a tierra. Creo en el cambio. Creo en la vida y también creo en la muerte. Creo en la libertad de expresión y de elección. Creo en el amor. Creo en la complejidad de las relaciones humanas. Creo en las causalidades y no en las casualidades. Creo en la intuición (aunque a veces la detesto). Creo en la Naturaleza. Creo en la vida sin tecnología. Creo en el trasfondo de verdad que esconden los chistes cotidianos. Creo que el “paco” puede ser una estrategia para eliminar a las clases menos pudientes. Creo en la libertad que Dios nos regala cada día.