viernes, 6 de noviembre de 2009

Cuanta disconformidad se respira en el aire. Muchas veces, en una misma charla, se escuchan más cosas bellas que tristes. Sin embargo, destacan las tristes. Carcomen, ensucian, vacian, entorpecen y se enriquecen. Sí, ellas. Solitas lo logran. Son las reinas, galantes, brillantes. Pero no. Mejor, quieren serlo. A pesar de ello no lo son. No. Corramos, gritemos, lloremos, escupamos, saludemos, regalemos paz. ¡Que no ganen esas malditas embusteras! Al fin de cuentas está en tu mano, en tu poder, en tu magia. ¿Las dejamos ser o no ser?

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