lunes, 13 de diciembre de 2010

¿Vamos por la vida “De amor en amor”?

Seis corbatas en un mismo cuello, un vestido con lunares, rayas y flores, peines con gel en la cabeza, zapatillas turquesas símil charol, collares super largos y con pelotas gigantes, pelucas hiper coloridas, vinchas fabricadas con hojas de árbol, guantes para andar en bici, corpiños armados colocados por encima de la ropa, tirantes que no cumplen su función y, lo infaltable, una roja nariz de payaso. Así se lookeó para salir a escena el elenco de "De amor en amor", obra teatral dirigida por la licenciada en Arte Dramático, Gabriela Simón.

Pasadas las 22.30 comenzó en la Casa Violeta (ubicada en Godoy Cruz), lugar pequeño y muy acogedor, el espectáculo de clowns que se extendió hasta aproximadamente las 00.20. Con una mínima pero colorida ornamentación de fondo apareció la profesora Simón para hacer una impactante y enérgica intro a lo que luego vendría. El desarrollo se realizó en varios segmentos de variada duración donde uno, dos o tres payasos hicieron pequeñas intervenciones provocando la risa, el entusiasmo y la aprobación, por así decirlo, de todos los presentes. El denominador común de todas ellas: el amor. El amor que provoca miedo, alegría, duda, desborde, pasión, decepción pero sobre todo el amor entendido como una fiesta, la fiesta de la vida misma. Todas estas variaciones se fueron suscitando, perfectamente hilvanadas, a través de actuaciones basadas en movimientos y gestos tremendamente exagerados y en la utilización de elementos tan simples y, quizá, insólitos o al menos inusuales en un escenario, como una cuchara, una naranja o un molinete multicolor.


Contadores, chef, arquitectos, actores, bailarines, artistas plásticos son algunas de las profesiones de quienes componen este novedoso y entretenido grupo teatral. Pareciera ser que el objetivo de estos simpáticos muchachos es, ante todo, divertirse ellos mismos. Su frescura infantil demuestra cuán posible es, a pesar de la vorágine diaria de sus vidas profesionales, pasarla bien riendo a carcajada limpia como cuando eran niños. Y con el excelente logro del divertimento propio transmiten a su público una alegría tan fresca como sana y espontánea. Asimismo, en la puesta en escena queda totalmente evidenciada la dedicación que todos y cada uno de ellos ha invertido al momento de aprender y dejarse llevar por sus nobles corazones payasos.

Es admirable y reconfortante sentir que un grupo de gente proveniente de diversos mundos, vive su camino tan plena e intensamente. No interesa –al menos en este texto- cómo sean sus vidas personales, ese momento en el escenario es mágico. Un tremendo fogonazo de energía para el alma y el corazón.

No hay comentarios:

Publicar un comentario